BOCA SECA EN EL PACIENTE ONCOLÓGICO
El objetivo de la radioterapia en el cáncer de cabeza y cuello es obtener el control regional del tumor, evitando su diseminación o, en caso de que ya se hayan producido, evitar las metástasis a distancia) limitando así su toxicidad a los tejidos circundantes.
Sin embargo, la cercana relación entre el tumor o la neoplasia y las diversas estructuras anatómicas adyacentes limita la capacidad de la radioterapia convencional de evitar la radiación a los órganos adyacentes considerados de mayor susceptibilidad, como las glándulas salivales que son siempre muy sensibles a la radiación.
En la actualidad existen nuevos enfoques de tratamiento para el beneficio de los pacientes oncológicos con nuevas directrices de dosis máximas recomendadas. La capacidad humectante de la saliva frecuentemente se ve disminuida debido a los efectos de la radiación en las glándulas salivales y, por consiguiente, en la saliva, tanto a nivel cuantitativo como cualitativo. Esto contribuye a la aparición de xerostomía.
Durante el tratamiento con radioterapia en el cáncer de cabeza y cuello, la saliva tiende a volverse más espesa, usualmente descrita por los pacientes como «pegajosa» y más difícil de tragar. Esto puede ser un efecto secundario temporal, que puede desaparecer de manera parcial o total durante el año posterior al tratamiento, o permanecer caracterizándose por una pérdida permanente de la producción de saliva.
Durante el tratamiento con radioterapia de cabeza y cuello, las glándulas salivales suelen recibir una dosis elevada de radiación, lo que provoca una destrucción progresiva y fibrosis del tejido glandular funcional, manifestándose una disminución progresiva y, a partir de determinada dosis, irreversible, de la secreción salival, entre otros efectos.
Alrededor del 40% de los pacientes tratados por cáncer de cabeza y cuello sufren de xerostomía a largo plazo, haciendo con que la xerostomía sea el efecto secundario más frecuente tras la radioterapia de cabeza y cuello, seguido de la mucositis, y ambas impactan en la calidad de vida de los pacientes al provocar dolor y dificultar funciones como el habla, la masticación y la deglución.
Los efectos secundarios tienden a empeorar si se administra al mismo tiempo quimioterapia (tratamientos de quimiorradiación)